Satán.

Posted by on viernes, 25 de enero de 2013

מַלְאַךְ









  • Satán como el verbo:


  • La palabra satán, como verbo es  Shin-Tet-Final-Nun (שטן). Impedir, hostigar, oponer.
    En el Tanakh aparece 6 veces, con su respectiva formalidad.

    Zacarías 3:1 - Me mostró el sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová (mal’akh מַלְאַךְ), y Satanás (vahassatan וְהַשָּׂטָן) estaba a su mano derecha para acusarle

    Aquí se nota a Satán, como un mensajero. Pero, como el verbo no es un sustantivo, se forma una acusación a alguien sin especificar.








  • Satán etimológicamente:


  • Del latín, Satāna (no confundir con la ciudad de la India). Debe señalarse la curiosa particularidad de que Satāna (-æ) es un nombre femenino en latín *. Aunque esto no implica necesariamente que Satán haya sido entendido como un ente femenino en las primeras iglesias cristianas; puesto que algunos nombres femeninos aparecían unidos a tareas masculinas en la antigua Roma (por ejemplo nauta "marino"). Pero la lucha entre Dios y Satán tal vez fue concebida por los primeros autores cristianos como un enfrentamiento antagónico entre lo masculino y lo femenino. (* Etimología para Satán, Miguel Angol, Octubre, 2010).

    La variante Satanás procede de la versión griega del mismo nombre (Σατανάς)*. Satāna viene, a través de las traducciones latinas de la Biblia, de una raíz semítica, presente en arameo (ܣܛܢܐ Šat-an), en hebreo (שטן Sat-an), o en árabe (شيطان Šayṭ-ān). Esta raíz común es š-w-t. La terminación -an es un sufijo semítico que se aplica a los seres animados o personificados (como en árabe sulṭ-ān, raħm-ān, etc.). Esta raíz semítica parece estar emparentada con el nombre egipcio Set (en egipcio antiguo Sūt-). El egipcio y las lenguas semíticas forman parte de una misma macrofamilia de lenguas conocida como "afroasiática" o "camitosemítica", por lo que un buen número de raíces semíticas (arameas, árabes, hebreas, fenicias, asirias, etc.) tienen un equivalente directo en antiguo egipcio y en otras lenguas de África (bereberes, chadianas, etc.). (* íbidem.   M. Angol.)




    A. Militarev y O. Stolbova: Afroasiatic Etymological Database.



    Disyuntivamente, se le denomina a Satán, como el adversario o como el enemigo. Acuse que se le atribuye a la Iglesia cristiana, para designar a una entidad que responda al acto o a la maldad como elemento. Las referencias a Satán no sólo aparecen en el llamado Nuevo Testamento, la parte de la Biblia redactada por los cristianos, sino también en los libros conocidos como Antiguo Testamento, escritos con anterioridad al surgimiento del Cristianismo.
    El nombre Satán tiene una etimología que se remonta a los orígenes de las lenguas semíticas, antes de la aparición del hebreo o el arameo como lenguas independientes, y por lo tanto anterior incluso a los textos bíblicos más antiguos.

     La raíz Set-Satán una etimología relacionada con la raíz árabe ṣ-w-d "negro". Aunque esto pueda ser desde luego muy atrayente desde una estética "dark", es totalmente erróneo desde el punto de vista lingüístico.*
    (*The Magical Revival, Grant Kenneth).


    Las raíces árabes para "negro" (ˀaṣwad: ṣ-w-d) y Satán (Šayṭān: š-w-ṭ) son absolutamente independientes. Comparten en realidad una sola consonante (-w-), porque las iniciales /ṣ-/ y /š-/, pese a su aparente semejanza en la transcripción fonética en caracteres latinos, son consonantes totalmente distintas en esta lengua: /ṣ/ es una S "glotal" o "faringal", un sonido desconocido en castellano, mientras que /š/ es el signo para la fricativa que se puede encontrar en el grupo "sh" inglés (en "shock"). Las consonantes finales /-d/ y /-ṭ/ también son claramente distintas.

    Se ha señalado antes que -ān es un sufijo gramatical, una terminación añadida que no pertenece a la raíz de la palabra. Este sufijo puede ser traducido como "el que hace", "el que tiene", "el que da", y se aplica sólo a seres animados o personificables. Así raħm-ān se traduce por "el clemente, el que tiene (da) clemencia", porque la raíz raħm se traduce por "clemencia".

    La palabra šayṭ parece estar vinculada a šyṭ "quemarse", šayyaṭ "quemar, consumir en el fuego", šwṭ "encenderse (la ira)". Todas estas palabras árabes están relacionadas con términos similares en otras lenguas semíticas: arameo siríaco sāṭ'ê "inflamado", socotrí šiyaṭ "fuego", mehrí šīwōṭ "fuego". Estos términos procederían, para los lingüistas Militarev y Stolbova [ op. cit  A. Militarev y O. Stolbova: Afroasiatic Etymological Database.], de una antigua raíz semítica šiwāṭ "fuego".

    Así pues Šayṭ-ān es "el que tiene, el que da el fuego" -en una evocación claramente luciferina-. Esto encajaría desde luego mejor con el rojo como color simbólico asociado al Set egipcio. Conectaría también con la idea del infierno como "lugar de fuego". En el Corán, Iblis, otro nombre para Šayṭ-ān, surge de un "fuego sin humo".

    2 Comments